Después de la lluvia, el mosquitero
Llevaba días sin ganas de salir. La lluvia caía sin descanso, el cielo pesaba y todo parecía estático, como si el mundo se hubiera detenido en un invierno sin fin. A veces, cuando todo se siente así, hasta las cosas que amo —salir, observar aves, fotografiar— parecen perder sentido. Pero esa mañana, algo dentro de mí insistió.
Salí sin expectativas, solo con la cámara colgada al hombro y la necesidad de moverme, de respirar algo distinto. Caminé entre los charcos, con el aire aún frío pegándose a la piel, y fue entonces cuando lo vi: un cerezo en flor, delicado y etéreo en medio de un paisaje aún invernal. Me acerqué y comencé a fotografiarlo, atrapada por la sensación de estar dentro de un mundo monocromático, donde el rosa pastel de los pétalos lo envolvía todo, como un velo suspendido en el aire.

De pronto, entre las ramas, apareció un pequeño mosquitero. No lo había visto llegar, pero ahí estaba, saltando de flor en flor, como si formara parte de la escena que estaba fotografiando sin que yo lo supiera. Justo en ese momento, entre tanto cielo gris, el sol se abrió paso entre las nubes y lo iluminó.
Fue un instante breve, pero tan perfecto que parecía una señal. Un claro en medio de la tormenta, un recordatorio de que la luz siempre encuentra la manera de colarse, incluso en los días más oscuros. Me quedé quieta, mirándolo. Era tan ligero, tan despreocupado, tan lleno de vida después de la lluvia… Y en ese momento, lo sentí. Sentí la belleza de lo simple, la ternura de lo pequeño, la certeza de que todo pasa.

Hice estas fotos con el corazón apretado, con esa sensación de estar presenciando algo más grande que yo, algo que no se explica, pero que se siente. Este tríptico no es solo una imagen bonita: es ese instante en el que entendí que, aunque a veces los días sean grises, la vida siempre encuentra la forma de florecer.
Si decides llevarte este tríptico, quiero que recuerdes esto: después de la lluvia, siempre hay un mosquitero saltando entre los cerezos. Siempre hay algo esperándonos. Solo hay que salir a encontrarlo.


Trípticos Fotográficos
Cada tríptico incluye tres fotografías cuidadosamente seleccionadas, impresas en papel mate RC químico de alta calidad y montadas sobre una base elegante de cartón pluma de 10 mm. El resultado es una pieza visual con cuerpo, presencia y un acabado limpio y minimalista que resalta cada detalle de la imagen.
Estos trípticos están pensados para ofrecer una experiencia visual única: sencilla, pero llena de fuerza.
Tamaños disponibles:
✨ 10x15 cm – Formato pequeño, ideal para rincones íntimos o espacios reducidos
✨ 20x30 cm – Formato grande, equilibrado y versátil
✨ 25x38 cm – Formato gigante, pensado para causar impacto y llenar la mirada
Se entregan listos para colocar, con cinta de doble cara o gancho incluido, y en una caja protegida y decorada con mimo, cuidando cada detalle desde el primer vistazo.
Las impresiones se realizan en laboratorio fotográfico profesional para garantizar la máxima calidad en color, textura y durabilidad.
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